Hace unos 40 años, una de mis máximas alegrías era el regreso de mi bisabuela Lucía Sánchez Revueltas, de sus tradicionales viajes a Laredo Texas.
No se trataba solamente del encuentro amoroso, de su buena compañía mientras veíamos películas (obvio, en blanco y negro) o de escucharla platicar rodeado del aroma de sus antiguos muebles, el cual siempre me intrigaba.
Había algo más en su regreso que nos volvía, a mi y a mi hermana Rosario, verdaderamente locos de gusto, y eran, claro está, las cosas que nos traía «del otro lado».
Imagínense, lo que ahora es común como un Milky Way, o unos chicles de sabor intenso como los Winterfresh, o un juguete como una espada láser de la Guerra de las Galaxias, era un verdadero y anhelado tesoro hace algunos años.
¿Qué tanto han cambiado las cosas?
Quizás bastante, aunque no del todo.
Es un hecho, en México queremos ser igual de gringos como siempre y poder disfrutar de ciertos placeres que, primero, aparecen en su mercado y no en el nuestro.
Paradójica y curiosamente, en el Norte, muchas de estas cosas (gadgets electrónicos, libros, vinos, ropa, y ¡hasta chucherías!) siguen siendo más baratas y accesibles para nuestros vecinos, quienes gozan de un poder adquisitivo que para nosotros es lejano, porque además de comprarlas más caras, las adquirimos con mayor dificultad, ya que nuestro dinero, igual que hace 40 años, cada día vale menos.
Los recuerdos me los trajeron los Goldfish Fudge Brownie que una compañera de trabajo comía gustosa hace un par de días. Me llamaron la atención, ya que definitivamente son de esas cosas que no llegan todavía a nuestras tiendas, pero tal vez algún día lo harán.
Estamos listos para comprar de todo, para replicar un modo de vida que siempre hemos querido, pero que nunca termina de parecerse al nuestro, simplemente, en términos de poder adquisitivo.
Recuerdo que hace 40 años había dólares de 8 pesos o menos… luego de 12… luego de cientos, hasta que le quitaron 3 ceros al peso, para que no se sintiera tan feo.
¿Qué tenemos los mexicanos, que siempre nos quedamos atrás en la conquista de un nivel de vida decoroso para la mayoría? Los productos tarde o temprano llegan, pero nunca lo demás, no por lo menos para la mayoría.