Denis Villeneuve es un director que hace lo que quiere. Primero se da a conocer en EU por Intriga (Prisoners), con Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal, y luego pasa por Enemigos Idénticos (basada en una novela de José Saramago) donde no le importa retar al espectador con ritmos pausados y atmósferas opresivas.
Con Sicario, por su parte, demuestra que puede imprimirle mucha inteligencia a una película de acción, y ahora, con La Llegada -aunque aborda el trillado tema del contacto con civilizaciones extraterrestres- no se inmuta de imprimir ese sello casi onírico presente en varias de sus películas (muy al estilo de Terrence Malick), y de mantener a raya los escandalosos efectos visuales que tanto impactan a los consumidores de cine hoy en día.
Esta es pues una película de ciencia ficción muy especial, alejada de los parámetros más convencionales del género en la actualidad, difícil de ver quizás para algunos, pero sumamente gratificante para los que disfrutan del un cine que es también formativo y reflexivo. Debo decir que Villeneuve mantuvo atentos a la pantalla a todos los asistentes a la sala, con el suspenso al máximo, pese a no ser una producción tan visualmente dinámica ni tan narrativamente digerible como otras.
En lo personal, de La Llegada me ha fascinado una premisa que siempre defiendo y comparto: un lenguaje es una tecnología, el desarrollo del lenguaje (la posibilidad de comunicarnos con palabras) fue la primer revolución tecnológica de la humanidad, la cual desencadenó la civilización humana y la tecnología que hoy disfrutamos, incluyendo otras revoluciones, como la de la información, que empezamos a vivir recientemente, y la imprenta de tipos móviles (Gutenberg)
Desafortunadamente hay personas que piensan que la tecnología nació con el Ipod.
Les recomiendo La Llegada, una historia que nos recuerda que la comunicación es la herramienta indispensable para estar en condiciones de satisfacer cualquier otra necesidad humana, en un entorno social y civilizado -local o universal-que aspira a continuar como tal.